Sueño
- Matías Alba
- 21 abr 2020
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 23 abr 2020

Absolutamente siempre hay que tener uno, como un estandarte que acompaña en cada paso que se realiza.
Ir tras un sueño es como perseguir a ese primer amor que no permitía descansar en las noches ni concentrarse en los días. Logra que el corazón palpite con más frenesí que nunca y el alma se infle como un globo gigante, infinito, que toma vuelo en busca de un destino.
Pero no es fácil, hay que desearlo mucho, en demasía, para que justamente ese anhelo cada vez sea más palpable. Convertirlo en el talismán de lo añorado.
"El deseo es una fuerza poderosa, que se puede utilizar para hacer que las cosas sucedan...", afirmó el novelista estadounidense Neale Donald Walsch. ¡Y es así!
Sin embargo, hay que tener muy en cuenta que se tiene que buscar, rastrearlo por todos los caminos de la vida. Que a la larga no exista ni un sólo rincón sin explorar. Porque por sus propios medios no se acercará, pero si le demostramos que los brazos y corazones están preparados para cobijarlo y concretarlo, la vida no tendrá más opción que obsequiarlo.
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