Grande

Era grande, muy grande. Inmenso.

Pero no es tu culpa. No te sientas compungida ni te castigues por eso. El problema, claramente, fue mio por haber sido “enorme”.

Entregué todo lo que tenía ¡y más! Desde mi alma hasta la sonrisa.

Mi felicidad dependía de los hilos que tus maniobrabas, para convertirme en tu marioneta viviente, sin saber de los pisotones que le proporcionabas a mi corazón.

Había decidido –ya sea por capricho o por amor- que mis ropas sean tu abrigo y mi alma, tu refugio.

Pero te vuelvo a repetir, no es tu culpa.

La vida quiso que estemos a diferentes alturas, con abismales diferencias entre nuestro amor, sabiduría y pasión.

Y yo, siempre fui muy “grande” para vos, para tu historia y para tus anhelos.

Mis entregas de amor puro eran enormes para tu diminuta alma.

Por eso, en este caso y para tu tranquilidad, estas sobreseída.

#Grande #Culpa #Ropas