Permiso
- Matías Alba
- 25 abr 2018
- 1 Min. de lectura

Se lo pido a usted, espero me lo conceda.
Quiero entrar en su alma y cobijarla junto a la mía; tomarle su corazón y colocarlo en un cofre, pero no en uno cualquiera, sino en el más precioso y mejor decorado del universo. En ese donde abundan las flores y los colores, en el cual su corazón galope más fuerte que nunca y se sienta libre y feliz.
Yo le aseguro, princesa mía, que se encontrará muy bien cuidado y protegido. Se lo juro.
Le pido permiso, además, para sujetarle sus especiales manos, esas que acarician dulcemente y realizan las más bellas veladas. Se las exijo para aferrarme a ellas y comprometerme en sus acompañamientos.
¿Todavía tiene alguna duda? Pero hermosa, le pido me deje entrar en su cuerpo. Sentirlo, disfrutarlo. Permítame penetrarlo y que la hoguera de la pasión queme los prejuicios.
Deseo hacerle sentir los más placenteros días de su vida y que las noches sean interminables.
Se lo pido a usted.
¿Me lo concede? Con su permiso.

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