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Amiga

  • Foto del escritor: Matías Alba
    Matías Alba
  • 8 may 2017
  • 1 Min. de lectura

Dedicado a Aldana Alba.

Gracias, muchas.

No importa si la razón se encuentra de mi lado o no. No importa si el capricho triunfa o lo tengo que combatir. Su apoyo siempre es incondicional. Único. Ella es de pocas palabras, pero justas. Si algo está mal, hay que tacharlo; si es correcto, se prosigue. Ella es así. Concisa. Precisa. De un corazón noble y duro como una roca, pero del cual nace un amor inigualable. Único. Se hace necesitar. Se hace extrañar. Diariamente necesito saber cómo está. O simplemente observarla. Es mi pilar. Mi sostén.

Su presencia -instalada desde que el mundo me brindó la bienvenida- se hizo inevitable para mi vida. Para mi vivir. La necesito. La extraño. Es mi confidente y el hombro para arroparme. Es el oído de mis quejas y mis logros. Son los brazos para sostenerme y protegerme. Es mi gran amiga. En realidad, por capricho del destino (al cual estaré eternamente agradecido), es mi hermana. Mi hermanita mayor. Pero, como es ella en la vida, no quiso quedarse sólo con eso. Por su corazón de rubí, por su cariño de pétalos, por su amor de perfume se convirtió en mi gran compinche. En mi gran compañera. En mi gran amiga. Y en la mejor. Por lejos.

 
 
 

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