Tiempo
- Matías Alba
- 3 may 2017
- 1 Min. de lectura

Cada uno en su camino. Absolutamente todos los días arrancan su andar a los destinos predeterminados. La espera se hace larga. Intensa. La desesperación golpea la armonía.
Sucede de a ratos.
Luego, seguidamente.
Luego, constantemente.
El momento esperado se hace interminable.
Las agujas del reloj se detienen en el tiempo.
Las mentes se extrañan. Desesperadamente.
Los cuerpos se exigen. Rogando.
Son pedidos desesperados. Por momentos desgarradores.
Los deseos se mezclan como la sal en el mar.
Los pensamientos lujuriosos se entrelazan con la rutina.
Por fin llega el momento.
Todo se concreta.
Se trata de explicar los sentimientos de la lejanía. De esos tiempos de soledad.
Sólo queda en eso; de tratar.
Al nuevo amanecer, todo sucede de nuevo.
Esa lucha constante y diaria con lo inevitable: el tiempo.

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